Es
impresionante el poder que tiene el amor sobre la razón. Yo quiero olvidarte,
quiero hacerte desaparecer de mi mapa, de mis pensamientos, de mis sueños, de
mis deseos, de mis cuentos, de mis textos. Pero no puedo. Por más que diga que
ya te olvidé, mi yo interior me pide a gritos que diga la verdad y que admita
que te amo, te extraño más que a nada en el mundo. Daría cualquier cosa por
cinco minutos a tu lado, tan solo cinco minutos. Bueno, con un minuto me
conformo. Pero no, vos te negás cual niño enculado y no me querés hablar, no me
querés saludar, me IGNORAS. Es como si nunca hubieses existido para mi, como si
todo lo vivido fuese sólo un tonto sueño mío. Pero yo sé que no es así, sé que
fue real porque lo puedo sentir. Mi corazón late al ritmo del tuyo, lo sé. Pero
el cerebro humano es muy fácil de convencer. El hombre es demasiado vulnerable
y puede caer en las trampas más idiotas del universo. Y bueno, parece que a vos
te hicieron entender que no eras para mi, y en vez de seguir a tu corazón, seguiste
a tu razón y a los consejos de tus “supuestos amigos”. Yo lo único que pido, es
un último beso, ese último beso que no me diste, ese “adiós” que no terminaste
de pronunciar, ese abrazo que nunca me diste. Necesito definir. Ya no lo
tolero. ¿Seguimos? ¿Paramos? Es todo tan impredecible...
No hay comentarios:
Publicar un comentario